de su dueña tal vez olvidada,
silenciosa y cubierta de polvo,
veíase el arpa.
¡Cuánta nota dormía en sus cuerdas,
como el pájaro duerme en las ramas,
esperando la mano de nieve
que sabe arrancarlas!
¡Ay!, pensé; ¡cuántas veces el genio
así duerme en el fondo del alma,
y una voz, como Lázaro, espera
que le diga: «¡Levántate y anda!»
Gustavo Adolfo Becquer
De pequeña, en el colegio, tuve que aprenderme esta poesia y aunque es muy cortita, me sorprende que despues de tantos años...todavia la puedo recitar de memoria.
Como se nota, que cuando somos pequeños, tenemos un cerebro"inmaculado y maleable", como una cinta de video nueva, donde según va pasando el tiempo y grabamos y borramos cosas, al final las nuevas grabaciones, suelen ser ya de peor calidad que las antiguas.
Y volviendo a la rima....intentare que a mi piano, no le pase lo que al arpa...
Yo misma
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