Un niño negro contemplaba extasiado al vendedor de globos en la feria del pueblo. El pueblo era pequeño y el vendedor había llegado pocos días atrás, por lo tanto no era una persona conocida.
En pocos días la gente se dio cuenta de que era un excelente vendedor ya que usaba una técnica muy singular que lograba captar la atención de niños y grandes. En un momento soltó un globo rojo y toda la gente, especialmente los potenciales, pequeños clientes, miraron como el globo remontaba vuelo hacia el cielo.
Luego soltó un globo azul, después uno verde, después uno amarillo, uno blanco...
Todos ellos remontaron vuelo al igual que el globo rojo...
El niño negro, sin embargo, miraba fijamente sin desviar su atención, un globo negro que aún sostenía el vendedor en su mano.
Finalmente decidió acercarse y le preguntó al vendedor: Señor, si soltara usted el globo negro. ¿Subiría tan alto como los demás?
El vendedor sonrió comprensivamente al niño, soltó el cordel con que tenía sujeto el globo negro y, mientras éste se elevaba hacia lo alto, dijo: No es el color lo que hace subir, hijo. Es lo que hay adentro.
Anónimo
Esta pequeña historia podría aplicarse no solo al color de piel, sino también a cualquier tipo de situación donde uno pueda ser discriminado por el sexo, el peinado, la altura, el ser más o menos guapo, la ropa que se lleve, el llevar tatuajes o piercings y un largo etc.....porque como dice la historia lo que hace a una persona "valiosa" y válida no es su "fachada" sino lo que hay dentro, pero por desgracía en la sociedad en que vivimos muchas veces se prejuzgan muchas cosas con ver solo "el color" y no se intenta ver "lo que hay dentro".
Yo misma...ya un poco mosca e impaciente...
Que bonito...y que cierto...y que te sucede mosca impaciente??;) haber, a lo mejor has escrito algo más...ando perdía...jijiji
ResponderEliminarPrecioso relato y muy ilustrativo. Gracias por compartirlo. Feliz finde.
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