martes, 10 de mayo de 2011

La caja de besos

Un hombre reprendió a su pequeña hija de 3 años por desperdiciar un rollo de papel de regalo dorado.
El dinero era escaso en esos días por lo que explotó en furia cuando vio a la niña tratando de envolver una caja para ponerla debajo del árbol de Navidad.
Pero sin embargo, a la mañana siguiente la niña le llevó el regalo a su padre y le dijo:
- "Esto es para ti, Papito".
El se sintió avergonzado de su reacción de furia, pero volvió a explotar cuando vio que la caja estaba vacía y le volvió a gritar diciendo:
- "¿No sabes que cuando das un regalo a alguien se supone que debe haber algo dentro?"
La pequeñita miró hacia arriba con lágrimas en los ojos y dijo:
- "Oh, Papito, no está vacía, yo soplé besos dentro de la caja, todos para ti."
El padre se sintió morir; puso sus brazos alrededor de su niña y le suplicó que lo perdonara.
Se ha dicho que el hombre guardó esa caja dorada cerca de su cama por años y siempre que se sentía derrumbado, él tomaba de la caja un beso imaginario y recordaba el amor que su niña había puesto ahí.

Anónimo

Una historia muy "tierna", que no creo que pase asi tal cual nunca (espero...) pero...a mi me da que con el ritmo de vida que se lleva hoy en día, por desgracia...cada vez los padres tienen menos tiempo de escuchar, hablar, jugar, reir, abrazar y hacer cosas con sus hijos, relegando su cuidado a familiares, empleadas de hogar y en muchas ocasiones al la television o la videoconsola que los mantiene entretenidos un buen rato, mientras los papis pueden hacer otras cosas.
Yo no recuerdo haber echado de menos a mis padres de pequeña, salvo durante unos meses, en que me dejaron a comer en el colegio porque mi madre volvió a trabajar tras tener a mi hermano y simplemente por no comer en casa y no ver a mi madre desde por la mañana hasta por la noche que volvía de trabajar, recuerdo que la echaba muchisimo de menos.
Quizás a mi me pasó esto porque estaba acostumbrada a tener a mi madre conmigo toda la tarde y los niños de hoy en día desde pequeños se "acostumbran" a no tener a sus papis más que unos ratitos al día.
No se....a mi me da "miedo" eso de que acostumbrarse a algo que no es lo normal, se convierta en una costumbre que haga que se vea la cosa como algo normal, cuando ni por asomo lo es.
El tiempo, los momentos y  las vivencias que se puede pasar con los hijos, son irrepetibles y si alguna vez consigo ser madre, lucharé por no perderme  casi todos de esos besos, sonrisas, lloros, rabietas, miradas pícaras, travesuras ect....que no estarán dentro de ninguna caja, pero que no dudo que por ello no sean igual de valiosos y estoy segura que ante un día malo en el trabajo, algun problema ect...me darán "alas" solo por acordarme de ellos,  porque serán como en la historia, un regalo que siempre estará conmigo.

Yo misma, menos mosca pero impacientilla

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